¿Cuanto valen tus sueños?

Muchas veces tenemos pensamientos sobre lo que queremos lograr, pero hay que aprender a diferenciar entre los sueños y la realidad. Pregúntate con sinceridad:
¿Realmente puedes cumplir eso que deseas o solo es una fantasía?

Aquí viene lo importante: ¿estás dispuesto a pagar el precio que conlleva lograr lo que quieres?
Si tu respuesta es “sí”, entonces tómate el tiempo para reflexionar sobre cuánto te costará: horas de sueño, estudio, esfuerzo, disciplina, sacrificios… nada llega sin un precio.

El problema está en que queremos el éxito rápido, cuando en realidad no existen atajos.
Es como la metáfora de la casa: todos quieren estar en la cima, pero pocos se preguntan cuánto costó llegar ahí.
Como en una construcción, hay que empezar desde los cimientos, y unos buenos cimientos solo se logran con constancia.
Luego, ladrillo a ladrillo, se va levantando el sueño, hasta que un día, al mirar arriba, ese techo que lograste construir se llama éxito.

Muchas veces nos ponemos excusas como:

“No tengo tiempo.”
“No tengo dinero.”
“Estoy solo.”

Y aquí es donde te digo, mi compa, hay que ser duros con uno mismo, ver la realidad de frente y dejar esas malditas excusas de lado.

Como decía Séneca:

“No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho.”
— Séneca, De la brevedad de la vida

Los días, las horas, los minutos y los segundos se escapan como el agua en el desierto, y eso no lo podemos controlar.
Entonces…
¿cuándo vas a empezar a trabajar en tus sueños?
¿Cuándo vas a tomar las riendas de tu vida?

El momento es ahora.
No mañana.
No cuando “tengas tiempo”.
Hoy.